La COVID prolongada sigue siendo un problema acuciante, ya que millones de personas en todo el mundo siguen sufriendo sus prolongados efectos, incluso después de recuperarse de la infección vírica inicial. Esta enfermedad abarca un amplio espectro de síntomas que afectan a diversos sistemas corporales, lo que plantea importantes retos tanto a los pacientes como a los profesionales sanitarios. Comprender sus mecanismos, posibles tratamientos y estrategias de manejo eficaces es crucial para aliviar los efectos a largo plazo sobre la salud y la calidad de vida de los pacientes.
¿Qué es el COVID Largo?
El COVID largo, también conocido como síndrome COVID-19 post-agudo (PASC) o COVID largo, se define como una afección compleja caracterizada por síntomas que no se explican por otros diagnósticos y persisten durante más de 12 semanas tras la recuperación inicial del COVID-19. Esta afección puede afectar a cualquier persona que se haya recuperado de COVID-19, independientemente de lo leve o grave que fuera su infección inicial. Estos síntomas siguen afectando al funcionamiento diario y a la salud mucho después de la fase aguda del virus. (1, 2, 3)
Síntomas comunes del COVID largo
Las personas con COVID largo pueden experimentar una amplia gama de síntomas, que pueden variar mucho en su combinación y gravedad. Los síntomas más comunes son:
COVID largo Fatiga: Se trata de uno de los síntomas más frecuentes, en el que las personas se sienten inusualmente cansadas e incapaces de realizar las actividades cotidianas.(1, 4)
- Niebla Cerebral COVID Larga: Los problemas cognitivos como la dificultad para concentrarse, la confusión y el olvido son quejas frecuentes. (4, 5)
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Problemas respiratorios prolongados por COVID: La falta de aliento persistente y la dificultad para respirar son frecuentes, incluso en los casos leves de COVID-19. (6)
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Síntomas similares a la alergia: Muchas personas manifiestan síntomas similares a los de las alergias, como picor de ojos, dolor de garganta y secreción nasal. (1, 7)
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Síntomas digestivos: Los problemas gastrointestinales como las náuseas, la diarrea y el dolor abdominal se reconocen cada vez más como parte de la COVID Larga. (8)
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COVID Largo Problemas cardiacos: Los pacientes pueden experimentar palpitaciones, dolor torácico o un aumento de la frecuencia cardiaca. (1)
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Largos dolores de cabeza y migrañas con COVID: Se informa de frecuentes dolores de cabeza y migrañas, que pueden ser debilitantes. (4, 5, 6)
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Otros: Los síntomas también pueden incluir pérdida del gusto y el olfato, dolor articular y muscular, y trastornos del sueño. (9)
Estos síntomas pueden afectar gravemente a la calidad de vida y a la capacidad laboral, lo que supone una carga importante para los sistemas sanitarios y las economías debido a la discapacidad a largo plazo que sufren algunos pacientes. La fisiopatología de estos síntomas es compleja, e implica una desregulación inmunitaria, posibles reservorios víricos e inflamación generalizada en múltiples sistemas orgánicos.

Investigación actual sobre COVID Largo
La investigación actual sobre la COVID Larga es amplia y se centra en desentrañar las complejas causas de la enfermedad y sus posibles tratamientos. Entre las principales áreas de interés está el papel de las predisposiciones genéticas. Los estudios sobre los polimorfismos de nucleótido único (SNP) han empezado a arrojar luz sobre por qué algunos individuos experimentan síntomas más graves o prolongados que otros. Estos factores genéticos pueden influir tanto en la susceptibilidad a la COVID Larga como en la gravedad de sus síntomas, proporcionando conocimientos cruciales sobre enfoques de tratamiento personalizados y estrategias de prevención. Las áreas clave incluyen:
Predisposiciones genéticas:
Los estudios sobre los Polimorfismos de Nucleótido Único (SNP) sugieren que los factores genéticos pueden influir en la susceptibilidad a la COVID Larga y en la gravedad de sus síntomas. Estos descubrimientos aportan ideas fundamentales para el tratamiento personalizado y las estrategias de prevención. (10)
Disregulación del sistema inmunitario:
Las alteraciones persistentes en las funciones de las células inmunitarias indican una activación inmunitaria crónica. Esto incluye cambios en las funciones de las células T, como el agotamiento y la reducción del número de células de memoria, junto con niveles elevados de interferón. (11, 12)
La activación prolongada de las células inmunitarias innatas y los cambios en las poblaciones de células T y B, junto con los niveles elevados de citocinas, impulsan la inflamación continua. (1, 11, 16)
Actividad Prolongada de los Monocitos No Clásicos:
Estas células inmunitarias, implicadas en la inflamación y la vigilancia inmunitaria, permanecen activas más allá de la fase aguda de la infección, impulsando una inflamación sostenida y retrasando la recuperación. (13)
Persistencia y Reactivación Virales:
Las respuestas inmunitarias iniciales inadecuadas permiten que virus como el virus de Epstein-Barr (VEB), el virus del herpes simple (VHS), el virus de la varicela-zóster (VVZ) y el citomegalovirus (CMV) persistan o se reactiven, prolongando los síntomas y complicando la recuperación. (11, 14, 15, 16)
Producción de autoanticuerpos:
Se han identificado altos niveles de autoanticuerpos dirigidos a receptores críticos como la ECA2, que contribuyen a los síntomas cardiovasculares y a la desregulación inmunitaria sistémica. (11, 12, 17)
Activación Alérgica y Síndrome de Activación de Mastocitos (SACM):
Un COVID prolongado puede activar respuestas de tipo alérgico, incluido el MCAS, lo que provoca respuestas inflamatorias exacerbadas y complica el tratamiento de los síntomas. (18, 19)
Cambios en el microbioma:
Las alteraciones del microbioma intestinal se han relacionado con la COVID prolongada, afectando a las respuestas inmunitarias y contribuyendo potencialmente a la gravedad y duración de los síntomas. (20)
Daño vascular y coagulación:
El impacto del virus en los sistemas vasculares puede provocar daños generalizados en órganos y tejidos. La inflamación crónica puede inducir la inflamación vascular y la coagulación, que son fundamentales para comprender los efectos a largo plazo del COVID sobre la salud. (21)
Los ensayos clínicos están probando diversas opciones de tratamiento de la COVID Larga, incluidos antivirales, inmunoterapias e intervenciones para abordar la autoinmunidad y la salud vascular, con el objetivo de adaptar las intervenciones a las características fisiopatológicas específicas observadas en la COVID Larga.
Consejos para controlar los síntomas COVID prolongados
El tratamiento de la COVID prolongada implica un enfoque multidimensional que aborda tanto los aspectos físicos como psicológicos de la enfermedad, ayudando a las personas a recuperar la salud y mejorar su calidad de vida.
Modificaciones del estilo de vida
El tratamiento eficaz de los síntomas prolongados de la COVID-19 puede verse considerablemente favorecido por la adopción de ciertos cambios en el estilo de vida:
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Descansa, descansa, descansa: Para las personas con COVID Largo, es esencial dar prioridad al descanso. Se recomienda un descanso profundo sin esfuerzo físico hasta que se produzca una mejoría notable de los síntomas. Este enfoque permite que el cuerpo destine sus recursos a la recuperación sin el estrés adicional que podría introducir el ejercicio. El reposo puede ayudar a reducir la inflamación sistémica y a estabilizar los sistemas del organismo, lo que es crucial para quienes se encuentran en la fase de recuperación de la COVID Larga. (22, 23)
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Dieta equilibrada: Consumir una dieta rica en frutas, verduras, proteínas magras y cereales integrales ayuda a reforzar el sistema inmunitario y contribuye a la recuperación general. Nutrientes como las vitaminas C y D, el zinc y los ácidos grasos omega-3 son especialmente importantes por su papel en la reducción de la inflamación y el apoyo a la salud inmunitaria. Se hace especial hincapié en la inclusión de verduras de colores debido a sus fuertes efectos antiinflamatorios. (24, 25)
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Ayuno intermitente: Considera el ayuno intermitente como método para potenciar la autofagia, que puede ayudar a los procesos naturales de curación del organismo y aliviar potencialmente algunos síntomas asociados a la COVID Larga. (26, 27)
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Gestión del estrés: Participar en prácticas que reduzcan el estrés, como la atención plena, la meditación o el tai chi, puede reducir las hormonas del estrés, como el cortisol, que, cuando están elevadas, pueden exacerbar los síntomas del COVID prolongado e impedir la recuperación. (28)
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Exposición a los infrarrojos lejanos: La exposición a los infrarrojos lejanos puede ayudar a controlar los síntomas al favorecer la circulación y posiblemente ayudar en los procesos de desintoxicación, lo que podría ser beneficioso para los pacientes de COVID Larga. (29)
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Estimulación del Nervio Vago: Las técnicas que estimulan el nervio vago pueden ser beneficiosas, ya que pueden ayudar a reducir la inflamación y a mejorar la función del sistema nervioso autónomo, dos aspectos cruciales para quienes se recuperan de un COVID largo. (30, 31)
Técnicas de estimulación del nervio vago:
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Respiración diafragmática: Se ha demostrado que la respiración lenta y profunda que involucra al diafragma activa el nervio vago. Los ejercicios respiratorios con exhalación prolongada (por ejemplo, inhalar durante 4 segundos, exhalar durante 6-8 segundos) ayudan a reducir la frecuencia cardiaca y a calmar el sistema nervioso autónomo. (32)
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Exposición al frío: Aplicar frío en la cara, como salpicarse con agua fría o utilizar una compresa fría, puede estimular el nervio vago a través del reflejo de inmersión. Esta práctica favorece la actividad parasimpática y reduce las respuestas de estrés. (33)
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Hacer gárgaras: Las gárgaras activan los músculos de la garganta conectados con el nervio vago, mejorando potencialmente el tono vagal y la regulación autonómica. (33, 34)
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Tarareo o ejercicios vocales: Tararear o cantar crea vibraciones en las cuerdas vocales, que pueden estimular el nervio vago. También se ha demostrado que cantar aumenta la actividad parasimpática. (35)
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Meditación de atención plena: Las prácticas centradas en la conciencia de la respiración y las sensaciones corporales promueven la activación vagal reduciendo las hormonas del estrés y mejorando el equilibrio autonómico. (28, 31)

Terapias complementarias y alternativas
Centrándonos exclusivamente en los suplementos, se han identificado varios que pueden contribuir a la recuperación de los síntomas del COVID Largo abordando la disfunción mitocondrial, la inflamación y la salud vascular:
Suplementos para el apoyo mitocondrial:
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Ácido alfa-lipoico (ALA): Potencia la actividad de las enzimas mitocondriales y actúa como un potente antioxidante, ayudando a mejorar la producción de energía y a proteger las células del estrés oxidativo. (36)
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Carnitina: Desempeña un papel vital en el transporte de ácidos grasos a las mitocondrias para la generación de energía, apoyando la función muscular y la salud cardiovascular. (37)
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Coenzima Q10 (CoQ10): Facilita la producción de energía celular ayudando al transporte mitocondrial de electrones y reduciendo el daño oxidativo, lo que puede aliviar la fatiga y mejorar la resistencia física. (38)
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Creatina: Favorece la regeneración de la energía celular ayudando a la producción de ATP, que es fundamental para la recuperación muscular y los niveles generales de energía. (39)
Té verde: Repleto de polifenoles como el galato de epigalocatequina (EGCG), el té verde proporciona beneficios antioxidantes y antiinflamatorios que pueden ayudar a reducir la inflamación crónica que suele observarse en la COVID Larga. (40)
Luteolina: flavonoide con fuertes propiedades antiinflamatorias y antioxidantes, la luteolina puede ayudar a mitigar la inflamación sistémica y favorecer la regulación inmunitaria. (41)
Butirato: Este ácido graso de cadena corta es esencial para la salud intestinal y la modulación inmunitaria. Ayuda a restaurar la barrera intestinal, reducir la inflamación y favorecer una respuesta inmunitaria equilibrada. (42, 43)
Nattocinasa: Enzima natural derivada de la soja fermentada, la nattocinasa favorece la salud vascular favoreciendo el flujo sanguíneo y abordando los problemas relacionados con la coagulación y la inflamación, que son frecuentes en la COVID Larga. (44)
Apoyo y recursos
Acceder a un apoyo sólido y a recursos sanitarios especializados es crucial para gestionar el COVID prolongado, ya que ofrece conexiones vitales y estrategias de atención personalizada.
Comunidades en línea y grupos de apoyo
Conectar con otras personas a través de comunidades online y grupos de apoyo para COVID largos puede ser increíblemente beneficioso para quienes se enfrentan a COVID largos. Estas plataformas ofrecen un espacio para intercambiar información, recibir apoyo y aprender de las experiencias de los demás, reduciendo los sentimientos de aislamiento y proporcionando estrategias de afrontamiento compartidas por quienes se encuentran en situaciones similares. (45, 46)
Profesionales sanitarios especializados en COVID largo
Los profesionales sanitarios especializados en COVID largo son esenciales para una atención integral. Estos especialistas comprenden la compleja naturaleza de la afección y pueden guiar a los pacientes en su recuperación del COVID largo. Se coordinan con diversos profesionales, como dietistas, fisioterapeutas y expertos en salud mental, para crear un plan de cuidados personalizado que aborde todos los aspectos de la salud del paciente, mejorando su gestión global de la enfermedad. (1)